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Daniel Strom desvela su Agonium Collection [Video]

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junio 2012


Nada es idéntico. Nada es regular o liso. Una cierta inquietud se infiltra en las profundidades esculpidas y llenas de montículos. Los relojes de la colección Agonium son claramente obras maestras del metal, así como hechos en la tradición relojera Suiza.

Daniel Strom desvela su Agonium Collection

Una inspección más detallada revela las pequeñas líneas dejadas por el escultor. Pero no es un rastro de soldadura. Cada pieza ha sido creada a partir de un molde hecho a mano y luego acabada a mano, trabajando el metal - plata, oro, platino o paladio - en la forma deseada con respeto a su nobleza. El logro de este resultado no solo requiere un talento indiscutible , sino también la paciencia y la atención a cada gesto. Un probado savoir-faire que le da la plena medida de la habilidad del artista.

El primer modelo de la colección Agonium se llama «Memento Mori». Por debajo de su caparazón rebelde, y su exterior gótico se encuentra la sustancia verdadera. Antes que un reloj, «Memento Mori» es un reflejo de nuestras preguntas existenciales. Nacimiento, muerte, vida, el tiempo, el renacimiento. La creación de Daniel Strom nos confronta con nuestra mortalidad y desafía nuestras vanidades. Las calaveras que adornan el reloj están lejos de ser una simple fachada. Son un símbolo de gran alcance. Vida. Para ser vivida en plenitud. Mientras que la función principal de «Memento Mori» va más allá de la medida del tiempo, no menos hace justicia a la experiencia de la relojería Suiza.

La caja, terminada a mano, pero elaborado a partir de un molde único, representa la fusión de la relojería y el arte del metal. Oro, plata, platino y paladio, tantas versiones como estados de ánimo, traídas a la vida por el talento del artista. La caja esculpida encierra la caja interna que aloja el movimiento, un calibre ETA 2824. En cuanto a la esfera del reloj, toma las características de dos relojes de renombre mundial: el Big Ben en Londres y el Zytglogge en Berna. «Hueso blanco» o negro para los doce numerales Romanos, son el epítome de la discreción. Un trío de agujas cuenta el tiempo: horas, minutos y segundos.