editoriales


Oda al papel

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marzo 2011


Estaba mirando en mi buzón de correo electrónico y me dí cuenta de que todavía había 656 mensajes sin abrir, incluso sin contar los 324 que había señalado con una bandera roja para significar su importancia, al mismo tiempo aplazaba responder a ellos. Ha llegado a ser tan fácil hoy en día enviar una imagen, una nota, un pdf, básicamente todo lo que se quiera a cualquier persona que se desee que ¿porque deberíamos privarnos de ello? Los relojeros apenas se han negado a si mismos este tipo de comunicación. ¿Ha cambiado el color de una esfera? Eso merece un comunicado de prensa y algunas fotos. Y, dado que el comunicado de prensa debe contener al menos unas pocas líneas, se adjuntan un par de párrafos sobre su precioso color chocolate, por ejemplo. ¿Inaugura usted un nuevo escaparate no lejos de Park Avenue, de la Bahnhofstrasse o del quinto pino? Realmente no importa donde, pero hay que hacerlo saber a todo el planeta, y entonces preguntar a todo el mundo si quiere ser su amigo.

Es necesaria una rápida visita a su Facebook – cuestión de pegar un par de avisos en el muro. ¿Un fornido “embajador” o una adorable dama “embajadora” acaban de hacer una visita a su boutique? Clique inmediatamente en YouTube y publique sus videos on-line. O mejor aún, clique en Twitter y píe acerca de la visita. Cada vez usted puede hacer un Tweet de 149 caracteres y decir, “...su limusina no ha llegado aún, pero ya hay tres personas esperando” o “su limusina ha llegado pero hay un camión aparcado frente a la tienda” o “Justo ahora está saliendo de la limusina...,ah no, no es él”, y así una y otra vez.

¿Que debemos hacer con toda esta avalancha de “información” si todavía podemos llamar a esta profusión de insignificancia “información”? Bueno, hay dos líneas de razonamiento acerca de esto.

La primera, es que el periodista puede convertirse en un “pasante”, una agradable palabra para denominar al que a menudo solo tiene que tomar la información con una mano y transmitirla a los demás mediante la colocación on-line tan pronto como sea posible con la otra. Este flujo continuo de información a menudo trivial, se alimenta a si mismo, podríamos decir, utilizando su propia velocidad de propagación. La velocidad de transmisión se ha convertido en una “calidad” casi más importante que la validez de la información en sí misma. Siempre y cuando se sepa de inmediato, el resto casi no tiene importancia. Y, tan pronto como se vé, se transmite y se propaga, este mensaje es entonces olvidado, relegado a la parte inferior de los archivos virtuales localizados en algún lugar del vasto almacén digital de Google.

La fantasía corriente de la geolocalización a través de los smartphones y el potencial de las ventas nunca-vista-antes no hace más que aumentar esta saturación ya evidente. Usted ya no será capaz de pasar por delante de una tienda, una valla publicitaria o cambiar de acera sin que su teléfono inteligente sea llenado con mensajes directos “personalmente” destinados solo para usted y que compiten por captar su atención. Esto se está convirtiendo en una forma de pesadilla urbana.

En segundo lugar, el periodista puede tratar de ordenar toda esta masa confusa de información y volver a enviar solo lo que tenga sentido, después de haberlo analizado, comparado y puesto en perspectiva. En esta opción, el soporte papel sigue siendo supremo por muchas razones, pero también (o incluso más importante) por una razón muy sencilla: para imprimir la información en una hoja de papel, y luego distribuir este “papel” se tarda mucho tiempo (por lo menos en relación a la instantaneidad de los medios electrónicos). Se debe pasar a través de varios pasos necesarios (ser escrito, compuesto en una página, impreso, encuadernado, cargado en un camión y, en el caso de Europa Star, entregarse por correo en las cuatro esquinas del globo). Como resultado, es relativamente costoso. Usted debe prestar doble atención a lo que ha puesto en el papel. Usted debe ordenarlo, examinarlo y evaluarlo.

El “papel” por tanto, está lejos de ser un muerto. Por el contrario, es cada vez más y más un producto de lujo que debe cumplir con sus promesas, un poco como una pieza de Haute Horlogerie.

Fuente : Europa Star Web Especial – América Latina / España - Abril/Mayo 2011