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Olivier Vaucher, maestro grabador

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marzo 2008


Por Pierre Maillard

La palabra “pasión”, en el universo relojero, ha sido usada y abusada de tal manera que a veces tenemos nuestras dudas sobre si debemos emplearla de nuevo. Pero he ahí que, en el caso de Olivier Vaucher, artista grabador, está sobradamente justificado su uso.

Olivier Vaucher, maestro grabador

Establecido desde 1978 como grabador independiente, Olivier Vaucher (1954) ha pasado, admite, años difíciles y ha sufrido numerosos altibajos. Pero nunca cedió a la tentación de rendirse o buscar refugio como engastador, como hicieron tantos otros. Se mantuvo firme durante la Crisis que se alargó años y años, manteniéndose a flote contra viento y marea y, finalmente, vio su tenacidad recompensada cuando se despertó un renovado interés por el grabado.

Olivier Vaucher, maestro grabador Astrolabio para Corum, Dragones, para Alain Silberstein

Raíces relojeras

Muy probablemente, las raíces relojeras de Olivier le confirieron el carácter y la tenacidad. Con sus orígenes en Fleurier, la familia Vaucher lleva más de 300 años en la relojería. Su padre fue relojero en la factoría Fontainemelon (absorbida posteriormente por ETA), donde creó calibres durante años, en mitad del periodo más negro de la industria, los cuales nunca llegaron a ver la luz. Olivier dudó si seguir los pasos de su padre. La industria relojera se hundía y parecía estar en sus estertores finales. El joven Olivier se interesó brevemente por la horticultura antes de ingresar en la escuela de artes aplicadas de La Chaux-de- Fonds, donde aprendió la técnica del grabado. En 1974 se trasladó a Ginebra, grabando bloques de acero para la industria gráfica. Más tarde se incorporó a Blum & Züllig, “el mejor taller de grabado de Ginebra,” según dice él, donde aprendió “todos los secretos del oficio.” Pero Olivier Vaucher tenía un espíritu resueltamente independiente y, en 1978 ya había montado su propio taller, y adoptado el lema que aún lleva hoy: informer la matière, o como diríamos en castellano: investigando materiales. En nuestros días, su taller, ubicado en un sorprendente reducto de tranquilidad solo a unos pocos pasos de una de las calles más bulliciosas de Ginebra, emplea a una docena de personas entre sus muros centenarios. La mayoría está con Vaucher desde hace una década o más y complementan sus habilidades en grabado, arte animal y pintura en miniatura. Finalmente, después de mucha confusión, el inicio de los 90 supuso el renacimiento de la industria relojera, especialmente la suiza, que retomó la producción de piezas de excepción para coleccionistas. Nos dice Vaucher: “De hecho, mi primer cliente importante fue Audemars Piguet. La firma había relanzado la moda de movimientos esqueletizados y delicadamente decorados, y esto nos puso de nuevo en el camino. Antes de eso, la moda se limitaba a grandes acanalados y eslabones alargados en las pulseras, lo que implicaba el empleo de una técnica diferente, más física pero no tan interesante desde el punto de vista de nuestras capacidades artísticas.

Olivier Vaucher, maestro grabador PAON para Corum , PLANETARIUM para Richard Mille, APOLLO’S CHARIOT para Vacheron Constantin

Recuperar el oficio

En 1992 Audemars Piguet nos encargó unas piezas más elaboradas,inspiradas en el tema de las cuatro estaciones primero y después otro lote inspirado en el tema de automóviles clásicos, requiriendo grabado en la esfera y en la caja. Estos encargos nos permitieron dar rienda suelta a nuestra creatividad y competencia, nos ayudaron a mejorar y así, poco a poco, recuperamos el oficio. Richard Daners, maestro relojero de Gübelin, le encargó al taller Vaucher el delicado grabado de los autómatas cuyos brazos ejercían de agujas retrógradas. A partir de ahí, los pedidos empezaron a llegar uno tras otro. En 1997, Corum pasó pedido de unas piezas bastante complejas, como un reloj con una imagen del Coliseo de Roma grabada en la esfera, el movimiento recubierto de frisos romanos y el rotor esculpido en bajorrelieve con las imágenes de Rómulo y Remo. Después vino una serie limitada muy del gusto de Séverin Wunderman: gallos de pelea, pavos reales, murciélagos y un Lucifer escarlata con diamantes negros. Y otras marcas nos empezaron a encargar sus trabajos. Ulysse Nardin encargó una serie de relojes de temas variados, como los campaneros de la plaza de San Marcos de Venecia o Gengis Khan. Alain Silberstein encargó al taller de Vaucher que le hiciera esmaltes al fuego de dragones y serpientes, con fondos de madreperla.

Olivier Vaucher, maestro grabador Las Máscaras, para Vacheron Constantin – Fases de la elaboración

El éxito de las máscaras

Sin dudar, el trabajo con Vacheron Constantin le permitió a Vaucher y su equipo desplegar todos los aspectos de su talento.Vaucher es inquisitivo de carácter y siempre ha buscado la manera de aliar las técnicas más tradicionales con los más modernos métodos. En 1995 realizó para Vacheron Constantin una serie de esferas en cloisonné esmaltado al fuego de temas naturales, en 2005 le encargaron unas piezas excepcionales para la colección Las Cuatro Estaciones, con el carro de Apolo esculpido en relieve sobre esmalte al fuego. Como homenaje al 250º aniversario de la marca de Ginebra la marca le encargó la realización culminante de su carrera, la colección Les Masques. Esta colección, presentada en detalle en un número anterior de Europa Star, fue la oportunidad que permitió a Olivier Vaucher demostrar toda su creatividad, le permitió combinar todo lo que era posible en el arte del grabado y sobradamente superar cualquier cosa hecha en el pasado. Para poder alcanzar el sorprendente realismo de los modelos de las máscaras da la colección del museo Barbier-Müller, los artesanos de Vaucher tuvieron que emplear toda clase de técnicas, desde las más avanzadas a las más alquimísticas. Se digitalizó cada una de las máscaras en tres dimensiones para así poder encontrar el ángulo idóneo para ubicarla en la esfera. El siguiente paso fue hacer un grabado simple con laser para que la mano diestra del artesano le fuera dando el sutil relieve, limara las asperezas, reprodujera el efecto de siglos de existencia. La base de las máscaras se hizo de oro y fue tratada para que reflejara el color y material de las originales (madera policromada, bronce oxidado, mechones de pelo). En esta fase, Vaucher y su equipo se convirtieron en alquimistas, reconstruyeron un completo laboratorio químico a la antigua, con sus alambiques y sus fórmulas centenarias de procesos químicos y galvánicos. El más sorprendente ejemplo de sus investigaciones es la reproducción de los puntos de óxido de la máscara funeraria china, que data de la dinastía Liao (907 – 1125). Como el oro no se oxida, Vaucher y su equipo debieron ingeniárselas e inventar un procedimiento inhabitual: los puntos de óxido se crearon por deposición de minúsculas gotas de cobre sobre la superficie de oro y se procedió a la oxidación. Esta es solo una de las sorprendentes técnicas desarrolladas por Vaucher y su equipo de colaboradores, pero es paradigmático de lo que este polifacético artista aprecia más que otra cosa: “Recorrer sendas desconocidas, desplazar las fronteras lo más lejos posible, en el antiguo arte del grabado.”

Olivier Vaucher, maestro grabador Encantadora Hada Animada, para Van Cleef & Arpels, Puente trasero para Doble Tourbillon, para Breguet

Un gran año

El año 2007 habrá sido especialmente bueno para Vaucher quien, además de las máscaras para Vacheron Constantin, ha colaborado en otra serie de piezas extraordinarias: las deliciosamente encantadoras hadas animadas en guilloché y esmalte al fuego en las esferas de los relojes de la colección Fairies de Van Cleef & Arpels. Para la misma marca firmó una serie de esferas para tourbillons, como un relieve esmaltado en cloisonné de un pavo real o un mosaico en relieve hecho de partículas de madreperla procedente de diferentes lugares del mundo. Otra obra maestra de este año ha sido el gran grabado en relieve con profunda perspectiva de una multitud de cuerpos celestes, que adorna la tapa de un doble tourbillon giratorio de Breguet. La tenacidad de Olivier Vaucher y su determinación están recibiendo ahora su justa recompensa cuando la relojería renueva sus lazos con las artes decorativas que habían significado tanto en el pasado. Indudablemente, esta es la forma más genuína de expresar el glamour en la relojería.