¿Pero cuales son las peculiaridades del mercado relojero Latino Americano?. En cuanto a gustos y tendencias podríamos contestar que tantas como las de la oferta de la industria relojera en la región. Parece una obviedad, pero es exactamente así y vamos a ver porque.

La tradición de la diferencia

En primer lugar, el mercado Latino Americano no es un mercado monolítico, por encima de algunas particularidades regionales comunes, como por ejemplo una cierta tendencia a los relojes con cajas de gran diámetro o una cierta inclinación a un lujo “bling”excesivo, paralelo al de algunos países latinos mediterraneos, pero también a las mecánicas extremas. En el coexisten gustos y tendencias que cambian de país a país y ello es así hasta el punto de que por ejemplo allá por los años veinte del siglo pasado, los llamados años de las “vacas gordas” en América Latina, en los que las materias primas estrella de la época, tales como el caucho o el azúcar generaban fortunas colosales, firmas de prestigio y que luego han devenido legendarias, como Patek Philippe fabricaban especialmente para Gondolo & Labouriau, relojeros y joyeros de Rio de Janeiro la capital económica de Brasil desde finales del S.XIX , durante más de 30 años, Patek Philippe produjo para ellos una colección exclusiva que incluía numerosos relojes de pulsera con cajas de distintas formas: cuadradas, rectangulares, tonneau y combadas dando lugar de hecho al nombre de un modelo ya clásico de la Manufactura Ginebrina (en relación a este tema, el lector puede consultar el interesante artículo “El Regreso de un mito: El Chronometro Gondolo”de nuestro Redactor en Jefe Pierre Maillard – Europa Star Magazine Abril-Mayo del 2007). En esa misma época y también desde finales del Siglo XIX, Cuervo y Sobrinos distribuía desde “La Casa” situada en la elegante 5ª Avenida de La Habana, Cuba los relojes de las grandes firmas Suizas que estampaban gustosos el blasón de los joyeros y relojeros Habaneros en sus creaciones, prestigiándose mutuamente. Estos dos ejemplos anteriores son relativamente anecdóticos pero esclarecen dos importantes extremos: en primer lugar que el hecho diferencial del mercado Latino Americano existe desde finales del Siglo XIX, y en segundo lugar y mucho más importante, que la industria relojera en general y la Suiza en particular han venido respondiendo a este desde hace más de 100 años.

La tienda de Cuervo y Sobrinos en La Habana, Cuba, hoy en día

El Carrusel Arancelario

De la misma manera que la región está teniendo un paulatino éxito en cuanto a la concentración y armonización de su mercado interno, no está consiguiéndolo en la misma medida en cuanto a su política fiscal y arancelaria. El mercado Latino Americano, sigue siendo – y las firmas relojeras en general lo admiten – un mercado asimétrico a nivel arancelario.

Para ilustrar este hecho tomemos un país como ejemplo extremo, pero significativo y paradigmático al respecto, por su enorme potencial, Brasil. En Brasil en los últimos años, se han ido habilitando zonas francas industriales y comerciales como polos para atraer industria manufacturera de la que es deficitaria el país, lo que le permite fabricar con mano de obra propia bienes y equipos que luego son consumidos en el propio país a precios razonables sin sobrecargar su balanza de importación/exportación o exportados a través del corazón amazónico a otros países del entorno, el ejemplo más significativo es “O polo Industrial de Manaus” situado en la Zona Franca de Manaus (ZFM) situada en la capital del Estado Brasileño del mismo nombre en la que existe un polo relojero en el cual operan una docena de empresas relojeras algunas tan conocidas como Orient, o Timex entre otras, y que básicamente ensamblan (pero también fabrican algunos componentes) relojes para el mercado Brasileño y para terceros países del área. Pero paradójicamente, su éxito indiscutible a traído consecuencias indeseadas e indeseables; la Zona Franca de Manaus tiene una extensión de !10.000nKm cuadrados¡ y en ella se concentra más del 50% de la población del Estado (1.500.000 habitantes), lo que viene a ser un Estado dentro de un Estado, ello a atraído a multitud de “maquilas” industriales más que menos ilegales, que ensamblan maquinarias de ínfima calidad, la mayoría de origen Asiático, que una vez montadas, inundan de falsificaciones más o menos burdas, toda Sud-América. Este efecto, ya de por si grave, se ve re-alimentado por el hecho de que se aplican a las importaciones de relojería de lujo, gravámenes de hasta el 100% del valor de la mercancía. El impacto de esta combinación aberrante se puede ilustrar (World Watch Report 2012 – Digital Luxury Group) con el porcentaje relativo de la demanda de réplicas de relojes de lujo on-line que en la región, en el caso de México es de un 0,80% mientras que en el caso de Brasil se dispara hasta el 5,59%, lo que para el volumen del mercado Brasileño, y aún salvando las diferencias de población (112 millones de habitantes de México frente a los 193 millones de México), no deja de ser una desviación enorme.

Otro de los ejemplos con los que podríamos ilustrar este carrusel arancelario – o via crucis según la reveladora expresión que empleó el CEO de una marca relojera Suiza del segmento medio del mercado con intereses en el área y que prefiere el anonimato - es el estrambótico sistema barter Argentino, que obliga a compensar ciertas importaciones de artículos de lujo con exportaciones de cualquier otra mercancía de valor equivalente aún siendo de otro rubro.

El cordón umbilical de Miami

Este tipo de distorsiones fiscales y otras muchas más, tan variadas como la geografía Latino Americana han obligado a los estrategas de algunas marcas a preferir estar situados a efectos de distribución en la cola de León de Miami – auténtica auque no oficial capital off-shore del lujo en América Latina – que tener sus redes de distribución en varias cabezas de ratón sobre el terreno al albur de los cambiantes giros del carrusel arancelario.

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Fuente: Europa Star Magazine Octubre - Noviembre del 2012