El relojero Suizo es un gran ejemplo de emprendimiento, perseverancia, y sí, buena relojería también, como lo demuestran los modelos GMT-1 y T2.

La historia de Vicenterra versa tanto sobre la aventura humana como sobre desafíos y emprendimiento. Es la historia de Vincent Plomb, para ser más preciso, el hombre que navegó en un clima difícil y luchó durante muchos años para llevar al éxito a su empresa de relojería.

Formado como diseñador micro-mecánico, Vincent fue introducido a la relojería hace más de una década. Las raíces de su marca se remontan a 2003, cuando nació Realis, la empresa matriz de Vicenterra. Poco después, Vincent ya había diseñado su primer módulo de reloj con tres complicaciones.

Pero el tiempo no estaba exactamente del lado de Vincent. Después de la prospección de varios vectores de producción para su nuevo concepto de reloj, la crisis financiera le golpeó en 2008, poniendo un obstáculo en su sueño. Su primer proyecto permaneció pendiente (más sobre eso abajo), pero para 2009 el modelo GMT-3 fue concebido.

Se tardó más de un año en obtener suficientes pedidos previos para el GMT-3 para hacer posible la producción. Desde Chicago, Pekín, Sydney, París y Ginebra, el número de pre-pedidos finalmente alcanzó el número mínimo necesario en Octubre del 2010.

Tras el éxito inicial del modelo GMT-3, se lanzó el GMT-1, que de hecho fue el primer modelo de la serie destinado a ser lanzado en los primeros días de la compañía. La primera edición del reloj es el T1 5555, y mantiene el espíritu del GMT-3 lanzado anteriormente, así como la caja tonneau única.

El reloj ofrece una alternativa a la pantalla retrógrada, con una apertura de fecha esférica a las 3 en punto, una representación metafórica de la luna situada entre la tierra y el sol. El reloj fue lanzado para marcar el 5º aniversario de la marca, en una edición limitada de sólo 55 piezas, a un costo de 5.555,55 francos Suizos.

La serie GMT de relojes están bien por derecho propio, pero me gusta la serie Tycho Brahe - el nombre del famoso astrónomo Danés. Específicamente, el último modelo T2, con su caja de titanio grado 5 y su esfera azul recubierta con índices trazados.

La cara sobria y descentrada del T2 está rodeada por una luna creciente de rodio, y se equilibra con el logo de la marca en el lado opuesto: un globo iluminado por el sol a la hora local. La complicación se basa en la automática ETA 2892, equipada con un módulo especial de Vicenterra para que todo suceda.

Con el 95% de todos los componentes de todos los modelos manufacturasdos en Suiza, los relojes Vicenterra no son de corta calidad tampoco. Combinado con excelentes diseños y, por supuesto, un espíritu emprendedor fuerte, hacen que echar una segunda mirada a esta marca valga la pena.