América Latina en su conjunto ha venido experimentando los últimos veinte años un ciclo de crecimiento económico sostenido nunca visto anteriormente impulsado por el incremento en el precio de las materias primas básicas, beneficiado (que región del planeta no lo ha sido) por el extraordinario crecimiento del gigante Asiático así como las cada vez más importantes inversiones de este país en la región, las asociaciones económicas regionales como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la consolidación del Mercosur (constituido en 1991) auténtico mercado común regional – que produce el 82,3% del Producto Interior Bruto (PIB) Latino Americano - y dentro de este el crecimiento explosivo del Brasil, auténtico motor continental que está dando a luz a una sólida clase media nunca antes vista en el país y que se puede permitir hablar de tú a tú con el gran gigante del Norte (USA), sin obviar por supuesto el papel de liderazgo económico y político jugado por Mexico como piedra de toque entre las economías del Sur (no olvidemos que es miembro observador del Mecosur) y los gigantes del Norte de los que el mismo forma parte a través del NAFTA (North American Free Trade Agreement). Todos estos factores han llevado a la América Latina a gozar de una situación económica envidiable por otras muchas regiones económicas del planeta – según la OCDE, tendrá un crecimiento ponderado del PIB para este año 2012 de un 4,3%.

Este buen comportamiento a nivel macro-económico ha tenido como resultado mas visible el crecimiento y consolidación de una clase media ya existente en algunos de los países de la zona (como por ejemplo Argentina y Chile), y la eclosión de una nueva y pujante clase media en otros (Brasil, Perú, México) que ha tenido entre otros muchos el efecto de permitir el acceso al mercado de artículos de lujo asequible a segmentos significativos de la población. Un mercado que hasta hace poco estaba reservado a una clase dirigente muy adinerada, que podía permitirse efectuar sus compras en lugares tan alejados como Miami o incluso en ciudades de la vieja Europa y que era ya cliente de la Alta Relojería desde mucho tiempo atrás.

La industria relojera, no ha sido insensible a estas evoluciones, básicamente por dos razones: por un lado la previsión de los grandes grupos de diversificar mercados ante un panorama de incertidumbre mundial – nadie quiere poner los huevos en el mismo cesto, y máxime cuando sobre todo en el caso de los grandes grupos relojeros, existe un accionariado ávido de crecimientos sostenidos y sostenibles al que hay que rendir cuentas anualmente – y por otro lado, y quizás no menos importante, la existencia de una larga historia de amor entre la industria relojera y Latino América.

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En una segunda parte de este estudio de mercado, vamos a ver como se desenvuelven los grandes y pequeños grupos, así como las marcas independientes, que se focalizan en la región con estrategias que son tan diversas como el propio mercado.

Fuente: Europa Star Magazine Octubre - Noviembre del 2012