Por D. Malcolm Lakin
Baselworld 2007 ha sido el escenario donde se ha presentado la gran renovación de Wyler Genève: nueva identidad, nuevo cronógrafo, nuevo tourbillon y nuevo e impactante stand en el recinto de exposiciones. No obstante, hay algo que no cambiará: la empresa continúa el camino que el fundador y relojero Paul Wyler emprendió en pos de la máxima robustez en sus relojes. Paul Wyler fundó su empresa en 1896 y desde el comienzo intentó fabricar los relojes con la mayor resistencia y solidez que la técnica permitiera. Entre las numerosas innovaciones introducidas por Wyler para que los relojes “soportaran mejor los rigores de la vida diaria”, probablemente la más importante sea la rueda de balance Incaflex con brazos integrados para amortiguar los impactos, sistema que protege con gran eficacia el mecanismo del reloj. Gracias a la obsesión de Wyler por la resistencia y la robustez de sus relojes, la empresa se granjeó la reputación de fabricar algunos de los modelos más resistentes del mercado, hasta tal punto que en sus anuncios publicitarios "se lanzaban los relojes desde edificios muy conocidos de gran altura, como la Torre Eiffel y , a continuación, un notario –300 metros más abajo– daba fe de que seguían funcionando tras el brusco aterrizaje.” Semejante publicidad, además de resultar muy amena para el público, ayudaba al negocio y sin duda alguna impulsaba la reputación de la marca. El último modelo de Wyler Genève –el cronógrafo Wyler Genève– posee un triple sistema de protección: la rueda de balance Incaflex en el mecanismo, la caja con un sistema de muelles –de gran originalidad– y la protección única de la corona proporcionan al reloj una extraordinaria resistencia a los impactos.
El cronógrafo Wyler Genève
Como tributo a su fundador, Wyler Genève ha presentado en Baselworld 2007 una edición limitada de 3.999 relojes en oro rojo de 18 quilates, platino, titanio o acero inoxidable. El diseño del cronógrafo Wyler está inspirado en el mundo del automóvil. Así, la corona, por ejemplo, está fabricada con el mismo metal que la caja, pero se ha recubierto con caucho estriado para que su aspecto recuerde al de un neumático de coche. El caucho también proporciona a la corona un mejor agarre en comparación con las coronas estándar de metal. La inspiración automovilística también queda reflejada en los botones del reloj –semejantes a los pedales de un coche– y en la correa de goma, cuyo diseño en forma de “W” recuerda a la huella de un neumático. La rueda de balance Incaflex está instalada en una caja de estilo actual que alberga el mecanismo del reloj suspendido y protegido por muelles, del mismo modo que los ejes de un automóvil descansan sobre amortiguadores, quedando así apoyados sobre el chasis. La caja de dos piezas y la tapa trasera en cristal de zafiro se atornillan a este conjunto formando una estructura tipo “sándwich”, emparedándola. El resultado es un reloj macizo y robusto que absorbe de manera excepcional los impactos. Sin realizar ninguna concesión en términos de robustez, los tornillos de titanio se emplean para asegurar la hebilla a la correa, que a su vez se une directamente a la caja del reloj mediante tornillos que lo atraviesan desde la cara posterior de la misma. La corona, además, cuenta con un cierre que la protege de los impactos y que debe retirarse de ambos lados del reloj para poder realizar cualquier ajuste sobre el mismo. RD. Malcolm Lakin
La esfera y los tornillos muelle
La esfera, de base negra, se divide en zonas internas y externas –ambas con superficies bruñidas que contrastan entre sí– mediante un contador de anillo que está fijado con tornillos. El reloj cuenta con una ventana para la fecha a las 4; las manecillas con armazón facetado y puntas de SuperLuminova indican las horas y los minutos tanto del reloj como del cronógrafo, mientras que los segunderos central y continuo del cronógrafo son de color rojo. La corona exterior que marca los minutos, el anillo contador del cronógrafo y las cifras arábigas están aplicados sobre la esfera y son del color de la caja metálica. Además, el cristal de zafiro resistente al rayado garantiza una lectura perfecta de la esfera del reloj. Uno de los aspectos más fascinantes del cronógrafo de Wyler Genève son los cuatro tornillos muelle de titanio que revelan el sistema de suspensión único del reloj. Los tornillos –hechos a medida– fijan la parte frontal y posterior de la caja (que son piezas independientes) a la sección central de fibra de carbono, en la cual el mecanismo está suspendido en su soporte de titanio. Gracias a los orificios en el cristal de zafiro que rodean los tornillos, puede observarse el funcionamiento del complejo sistema y apreciarse la elegancia con la que absorbe cualquier tipo de presión que se ejerza sobre el mecanismo.
El mecanismo
El calibre del cronógrafo –probado y con cuerda automática– garantiza la exactitud de la hora proporcionada por el reloj. Dicho calibre, además, posee una reserva de marcha de 42 horas e incorpora la rueda de balance Wyler Incaflex original. Ésta, considerada una auténtica revolución cuando apareció por primera vez en 1927, cuenta con dos brazos curvos y flexibles que cruzan su diámetro, absorbiendo así cualquier impacto que reciba la rueda. La manecilla central del cronógrafo indica el tiempo discurrido cada cuarto de segundo, mientras que a las 9 y a las 4 se encuentran, respectivamente, una pequeña esfera para los segundos (en continuo) y una ventana para la fecha. Esta edición limitada del cronógrafo Wyler Genève –exclusiva y de gran atractivo– será la última colección de la marca que incorpore la rueda de balance Incaflex. ¿Entrará en los anales de la historia? En cualquier caso, es un cronógrafo imprescindible para todo amante de los relojes