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LA RELOJERÍA HA MUERTO, LARGA VIDA A LA RELOJERÍA

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junio 2016


Mes tras mes, las cifras negativas continúan vertiéndose. En Abril, las exportaciones de relojes Suizos cayeron una vez más, un 11,1% para ser más precisos, en comparación con Abril del 2015. Desde el comienzo del año, la disminución general se está desplazando hacia el -9.5 %. Con la notable excepción de los EE.UU., que «subió» un bien modesto 1,2%, los mercados más importantes están en declive: -36% de China, Hong Kong -17%, Italia -12.3%, -11.1% Alemania, Japón -5.8%... ¿necesitamos que siga?

LA RELOJERÍA HA MUERTO, LARGA VIDA A LA RELOJERÍA

Y estos son sólo los seis mejores mercados. Lo que es aún más preocupante: esta vez se trata de las empresas de primera gama las que están recibiendo el golpe. «Los relojes de metales preciosos fueron los más fuertemente afectados en Abril y ejercieron claramente un tirón hacia abajo en el resultado global», anunció la Fédération Horlogère en un comunicado de prensa, señalando que la disminución de las ventas de relojes de acero, «aunque es considerable, era la mitad de significativa.»

Los relojeros Suizos, que se han retirado en masa a sus torres doradas, suponiendo que están lo suficientemente aislados de la carnicería que sucede más abajo, están viendo su modelo de exclusividad absoluta, del infame 1% de los más ricos, socavada peligrosamente.

¿De quién es la culpa? Por favor, no trate de culpar a los smartwatches. Eso sería demasiado conveniente. El ascenso a la prominencia de estos «relojes», que en realidad no son relojes en absoluto (o sólo muy marginalmente), simplemente ha coincidido con una situación que, con toda probabilidad habría ocurrido de todos modos. No, lo que estamos presenciando es un punto de inflexión para la sociedad, un momento crucial que la mayoría de los fabricantes de relojes Suizos, con muy pocas excepciones, no pudieron, o no quisieron encarar o incluso ambas cosas a la vez. Lo hemos dicho mil veces: se descuidaron los relojes accesibles, y se retiraron a lo inaccesible, a su propio riesgo. La loca carrera a alturas casi excluyentes de la extravagancia se ha jugado, y las consecuencias son dolorosas de contemplar. A riesgo de repetirnos, vamos a decir una vez más que la industria de la relojería es un espejo de la sociedad que se imaginó, diseñó y construyó. Y las señales están ahí para cualquier persona que quiera leerlas: el modelo dominante, basado como está sobre la desigualdad cada vez más evidente, está cerca de convertirse en intolerable. Esta creciente desigualdad se refleja perfectamente en la industria relojera Suiza, que produce un poco más del 2% de todos los relojes vendidos en todo el mundo (en 2015, 28 millones de 1,2 mil millones), pero para el 50% de los bolsillos con más ingresos. Y eso es, obviamente, un desequilibrio para quien quiera verlo. A medida que el exceso se ha acumulado sobre el exceso, la imagen del reloj Suizo también se ha visto seriamente empañada. En la medida en que sus creaciones más extravagantes fueron vistas en las muñecas de los señores de la droga Mexicanos, funcionarios Chinos corruptos, sórdidos oligarcas Rusos, raperos narcisistas y celebridades insípidas, la industria relojera Suiza ha visto como su imagen global se manchaba, haciéndose sospechosa.

Al mismo tiempo, hemos visto un aumento gradual de la prominencia de la industria relojera Alemana más puntillosa, que resistió a los cantos de sirena del brillo y ahora lo está haciendo muy bien, gracias. Lo mismo podría decirse de Japón, cuyas habilidades relojeras son cada vez más bien consideradas y reconocidas.* Porque a pesar de todo, la relojería no está muerta. Lejos de ello. Sólo hay que mirar el asombroso número de nuevas empresas de relojería - tanto en el segmento de los smartwatches como el de los relojes tradicionales - que han lanzado campañas de crowdfunding exitosas. O mirar el gran éxito de los nuevos gigantes del nivel de entrada que ofrecen una estética clásica, conservadora. O incluso el gran avivamiento del reloj vintage, que demuestra la apelación, incluso a las generaciones más jóvenes, de la relojería mecánica conservadora clásica y elegante, discreta, y con una rica historia. No, la relojería no está muerta. Nada más lejos. Sin embargo, su modelo económico está cambiando. Y nosotros hemos escuchado la sentencia de muerte de una determinada marca de la arrogancia, de la cual el público está harto. Vamos a estar volviendo a visitar todos estos temas en el Número de Junio-Julio de Europa Star (Vea la página de contenidos).

Esperamos que disfrute de ellas. Ah, y... larga vida a la relojería.

*En el momento de entrar en imprenta supimos que Frédérique Constant había sido comprada por Citizen. Cuando entrevistamos al fundador de la compañía y CEO Peter Stas para este número, le preguntamos acerca de su ofensiva de precios, ilustrada por el lanzamiento de un calendario perpetuo por menos de 8.000 euros. Él no dijo nada acerca de la compra, que claramente ya estaba en marcha, pero la venta apoya nuestra hipótesis de que los relojeros Japoneses lo han hecho bien cuando se trata de la importancia de la moderación tanto en la fijación de precios como de la estética.

Fuente: Europa Star Magazine Junio-Julio del 2016 Magazine / Suscribirse al número