esulta tentador comparar a los relojeros de Les Cabinotiers de Vacheron Constantin con Penélope, que tejen, destejen y vuelven a tejer día tras día. La imagen cobra relieve cuando nos enteramos de que se tardó un año entero únicamente en ensamblar el movimiento, primero como un “ensamblaje de prueba” para verificar cada detalle, después se desmontó, se decoró y se volvió a ensamblar. 2.877 componentes, 2.877 hilos en un tapiz. Y durante todo este tiempo, como un Ulises moderno, William Berkley esperó pacientemente hasta el final del viaje.
“El epítome de la hiper-relojería”
De hecho, William Berkley y Vacheron Constantin se embarcaron en este viaje mucho antes de que The Berkley Grand Complication viera la luz, con las conversaciones y el encargo que dieron como resultado, después de ocho intensos años, la Referencia 57260. Presentado en 2015, era, hasta ahora, “el reloj más complicado del mundo” con sus 57 complicaciones, incluido el primer calendario perpetuo Hebreo. Fue durante la fabricación de la Referencia 57260 cuando William Berkley, reforzado por la confianza y la comunidad de espíritu que había crecido entre él y los tres maestros relojeros del departamento Les Cabinotiers de Vacheron Constantin, los desafió a crear un reloj complicado que incorporara el primer calendario perpetuo Chino de la historia.
“Este es el epítome de la hiperrelojería”, declara Christian Selmoni, Director de Estilo y Herencia de Vacheron Constantin. “Se podría pensar que la referencia 57260 era la ‘última palabra’ en este campo, pero como podemos ver, siempre es posible subir el listón y lograr lo que nadie ha conseguido antes, es decir, un calendario perpetuo Chino que no requerirá ninguna corrección hasta el año 2200.”
Un viaje cultural, conceptual y mecánico
Para empezar a entender la complejidad de la tarea, podemos señalar que el calendario lunisolar tradicional Chino se compone de tres ciclos irregulares: un ciclo metónico de diecinueve años que incluye la fecha fluctuante del Año Nuevo; un ciclo sexagesimal de 60 combinaciones y un ciclo agrícola solar de un año tropical.
Sin ahondar en los entresijos de este calendario –imposible dentro de los límites de este artículo–, los meses del calendario Chino son lunares y comienzan el día de la luna nueva “calculada en el meridiano 120 este (UTC +8) que pasa por la ciudad de Hangzhou”. La duración media de un mes lunar es de 29,53 días, por lo que los meses del calendario Chino tienen una duración de 29 o 30 días. Esta irregularidad se corrige incorporando un decimotercer mes intercalar, cada dos o tres años, a lo largo del ciclo metónico (llamado así en honor al antiguo astrónomo Griego Metón), que se extiende durante 19 años o 235 lunaciones, al final de las cuales los dos sistemas, lunar y solar, están perfectamente sincronizados (6.940 días).
Otra característica del calendario Chino es la fluctuación de la fecha del Año Nuevo, una importante ocasión social, que cae entre el 21 de Enero y el 21 de Febrero.
El año solar tropical del calendario Chino, calculado sobre el mismo meridiano, se divide en 24 períodos de 15 grados (un total de 360 grados) a lo largo de la eclíptica del Sol. Cada período, conocido alternativamente como jie (nodo) y qi (aliento vital), dura alrededor de 15 días. Esto da una duración media de 365 o 366 días, por lo tanto cercana a la del calendario Gregoriano.
Para concluir este panorama, las unidades de tiempo en el calendario Chino están numeradas en base a la asociación de dos series de signos –diez troncos celestes y 12 ramas terrestres– dando como resultado 60 combinaciones posibles. Este ciclo sexagesimal se utiliza para marcar el paso de los años, pero también de los meses, días y horas. Además, los diez tallos están asociados a los cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua, y a una polaridad: el yin, el principio femenino, o el yang, el principio masculino. En cuanto a las 12 ramas, corresponden a los 12 signos del zodíaco Chino.
Para poder traducir estas variables extremadamente complejas e interactuantes en un mecanismo de alta precisión, el trío de maestros relojeros tuvo que modelar primero el calendario Chino en forma de algoritmos, que luego tuvieron que transponer en un mecanismo programado hasta el año 2200 y capaz de seguir las irregularidades de un calendario cuyos años y meses lunares tienen duraciones diferentes. Para ello, idearon tres “cerebros” mecánicos que, mediante una serie de levas y engranajes, controlan dos mecanismos adicionales en la parte frontal del movimiento. Estos mecanismos impulsan los diferentes componentes del calendario, a saber, el ciclo lunar, el ciclo solar y el ciclo metónico de 19 años (el “número de oro”). Esta información se muestra en las esferas e indicadores correspondientes.
Las escalas de tiempo sexagesimales de horas, días y años se muestran mediante una visualización saltante de los diez tallos celestes, con su polaridad yin-yang, y una visualización continua de las 12 ramas terrestres. El animal del zodíaco Chino del año en curso se recorta en una abertura debajo de la visualización de las edades y fases de precisión de la Luna.
Además, en el reverso están indicados mediante una manecilla central los 24 períodos solares del año agrícola, junto con la duración de los meses, las estaciones, los solsticios y los equinoccios.
Luego están las complicaciones tradicionales...
Esta no es la única proeza de ingeniería, ni mucho menos. El Berkley Grand Complication cuenta con nada menos que 63 complicaciones. Solo en lo que respecta a la parte “China”, hay 11 complicaciones para el calendario perpetuo, dos para el calendario perpetuo agrícola y cinco indicaciones astronómicas que han sido calibradas específicamente para Shanghái, incluido un mapa del cielo. En cuanto al resto, además de la gama completa de indicaciones de medición del tiempo, que incluyen la hora mundial en 24 ciudades, un segundo huso horario y una proyección azimutal polar grabada, el Berkley Grand Complication cuenta con un calendario perpetuo Gregoriano con una indicación para la semana del año; un cronógrafo de fracciones de segundo con tres ruedas de pilares; una función de alarma con su propio gong; un carillón Westminster que suena sobre cinco gongs con sonerías grandes y pequeñas; una repetición de minutos y un ingenioso modo nocturno, gracias al cual el propietario puede poner el reloj en silencio durante las horas que desee. Sin olvidar las nueve indicaciones astronómicas, desde el tiempo sideral hasta la ecuación del tiempo, indicaciones adicionales, un sistema de cuerda para los dos barriletes y una corona de cuerda oculta para la alarma.
Todos estos mecanismos están regulados por un tourbillon armilar de tres ejes, llamado así en referencia a la esfera móvil con sistema de engranajes planetarios armilares del astrónomo y relojero Antide Janvier. Este regulador está equipado con un espiral esférico y funciona a 2,5 Hz o 18.000 alternancias por hora, lo que permite al cronógrafo de fracciones de segundo medir tiempos breves con una precisión de un quinto de segundo. La presencia de este tourbillon de tres ejes está plenamente justificada en un reloj de bolsillo, que se lleva en posición vertical.
Adentrarse más en el funcionamiento interno de esta Gran Complicación de Berkley llenaría páginas y páginas. No olvidemos que representa un trabajo de once años y, para cualquier relojero, el logro de su vida.
Un hito
Una vez más, no hay suficiente espacio aquí para revelar los grandes y pequeños secretos del movimiento, ni para intentar comprender las soluciones que sustentan la organización e interacción de los 2.877 componentes. Sus tonos dorados y su delicado acabado esmerilado con chorro de arena son dignos de contemplar. Sus mecanismos forman una configuración increíblemente densa pero armoniosa cuya decoración y acabado se extienden incluso a sus recovecos invisibles. Las superficies son biseladas, redondeadas, perladas circularmente o perladas rectas. Además, la mayor parte de esta decoración es obra de los mismos tres relojeros que ensamblaron el movimiento en Les Cabinotiers, el departamento que Vacheron Constantin reserva para los relojes hechos a medida. “Tales operaciones requieren un dominio perfecto de la pericia para un movimiento sencillo que consta de unos 150 componentes”, dice Christian Selmoni. “Uno puede imaginarse lo que representan con 2.877 componentes. El acabado esmerilado con chorro de arena no deja lugar a errores, ya que cualquier manipulación indebida deja una marca indeleble. Es fácil entender por qué tardó un año entero en ensamblar este reloj”.
Con un peso de casi un kilogramo (980 gramos), esta pieza única está envuelta en oro blanco de 18 quilates y mide 98 milímetros de diámetro y 50,5 milímetros de grosor. La esfera principal plateada opalina y las esferas auxiliares opalinas con efecto rayos de sol presentan una estética clásica que da prioridad a la legibilidad y claridad de las múltiples indicaciones. Agradablemente dispuestas tanto en la parte delantera como trasera del reloj, estas indicaciones, contadores, escalas ferroviarias, sectores, ventanillas y una fuente hermosamente sencilla hacen un uso elegante del blanco, gris, negro y azul, así como del oro de las 31 agujas.
Les Cabinotiers – Berkley Grand Complication es, sin lugar a dudas, un hito en un largo, continuo y enriquecedor viaje relojero. Para Vacheron Constantin, que el año que viene celebra su 270 aniversario, es una demostración irrefutable de experiencia.