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El Doomsday Clock

EDITORIAL

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diciembre 2023


El Doomsday Clock

Todos hemos oído hablar del Reloj del Juicio Final, que cuenta los minutos o, muy pronto, segundos que quedan hasta el final de todo lo que sabemos. A principios de 2023, el reloj marcaba 90 segundos para la medianoche, la hora simbólica en la que todo dejará de existir: la hora de la catástrofe definitiva, el apocalipsis.

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urante milenios, los humanos se han preocupado no sólo por su propia desaparición, sino también por la de la existencia misma. Tuvimos el Gran Diluvio de la antigüedad, las terribles predicciones alrededor del año 1000 d. C. y el temido virus del año 2000, junto con múltiples sustos en el medio. Dio la casualidad de que apenas nos habíamos recuperado del tranquilo cambio del tercer milenio cuando el 11 de septiembre sacudió el Reloj del Juicio Final una vez más y acercó la manecilla a la medianoche.

El 23 de Enero de 2024, los “relojeros” de la Junta de Ciencia y Seguridad del Boletín de Científicos Atómicos volverán a mover la manecilla de su Reloj del Apocalipsis, como lo hacen cada año. Es una apuesta segura que terminaremos unos segundos más cerca del apocalipsis.

El Reloj del Juicio Final se creó en 1947, dos años después de que se lanzaran las dos bombas atómicas sobre Japón. Lo que poca gente sabe es que fue una creación de la artista y diseñadora Martyl Langsdorf, cuyo marido, físico, trabajó con Robert Oppenheimer en el Proyecto Manhattan. Le pidieron que diseñara la portada de la primera edición de la revista Bulletin of the Atomic Scientists.

Un cartel político Alemán de Agosto de 1958.
Un cartel político Alemán de Agosto de 1958.
Bundesarchiv, Bild 183-49306-0003 / CC-BY-SA 3.0

Preocupada por lo que escuchaba de los científicos que habían ayudado a crear la bomba, quienes sentían la responsabilidad de informar al mundo sobre las posibles consecuencias de su trabajo, desarrolló el concepto del Reloj del Juicio Final. Quería encontrar una metáfora visual de la urgencia que sentía y una representación pictórica del poco tiempo que nos queda si continuamos nuestra precipitada carrera hacia la destrucción.

Es muy posible que hubiéramos prestado (aún) menos atención a los científicos que pusieron en marcha el reloj, si Martyl Langsdorf no hubiera creado este puente gráfico entre la alarma dada por los científicos y el estado del mundo. Entre 1947, cuando el reloj se puso por primera vez a las 23:53, y hoy, cuando marca las 23:58:30, la manecilla del reloj se ha movido tanto hacia adelante como hacia atrás. En 1963 volvió a las 23:47; y en 1984 saltó a las 23:57. En 1990 volvió a bajar a las 23:43, pero desde entonces ha avanzado con terrible regularidad, hasta el punto de que sólo 90 segundos nos separan de la medianoche.

A menudo me he preguntado por qué ningún relojero ha adoptado esta idea. No debería ser demasiado difícil agregar una mano «flotante» que se cierne cerca de la medianoche y, es de esperar, a veces más lejos. Sería una complicación interesante, que se ajustaría anualmente según el anuncio de los Científicos Atómicos. Cada vez que miras tu reloj, recuerdas que todavía faltan cinco minutos para la medianoche y que, por mucho que esperes que la manecilla permanezca donde está, ahora es el momento de actuar. ​

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