demás de una orientación vanguardista, que domina su colección, Alexander Shorokhoff también tiene un lado artístico: así es como surgieron las obras maestras esmaltadas y pintadas a mano llamadas “Colibri”.

Dos colibríes mágicos juegan en un jardín de cuento de hadas y recogen el dulce néctar de las flores. El plumaje brilla en colores brillantes y aparece un momento mágico. Además, la esfera de nácar oscuro subraya la fascinante interacción de los colores.

Por tercera vez, Alexander Shorokhoff utiliza pintura en miniatura que requiere ojos excepcionalmente afilados y manos diestras. Para completar una sola miniatura, el pintor pasa un promedio de 40 horas, mirando atentamente a través de la lupa. Al principio, el pintor compone la paleta de colores correcta y prepara la pintura. Para este tipo de arte, las cerdas están hechas del pelo de una marta. Se necesitan entre 10 y 20 pinceles de este tipo antes de terminar la pintura. El color base para cada elemento está pintado de manera uniforme para evitar que el nácar del brillo traspase. Se aplica el tono base y los otros colores se mezclan progresivamente para lograr la gradación y los matices deseados.

Luego se aplican muchas capas adicionales extremadamente finas, sin embargo, la pintura completa tiene apenas cinco centésimas de milímetro de espesor. La pequeña obra de arte tiene que pasar por el horno varias veces para secar cada capa de la pintura. El secado repetido también minimiza la exposición de la pintura húmeda al polvo, lo que podría arruinar el trabajo. La pintura tarda entre 30 y 60 minutos en secarse, dependiendo de su grosor, en un horno a 100° C. La pintura completa finalmente se hornea durante cinco horas. Como paso final, se aplica delicadamente una laca transparente sobre toda la superficie de la esfera y luego se seca en el horno durante otras 24 horas.

Para la alojarlo, Alexander Shorokhoff decidió utilizar la forma rectangular, basada en los ya exitosos modelos “Kandy”. La parte posterior de la caja incluye formas redondas y coloridas hechas de vidrio, donde se puede ver el movimiento automático. El movimiento es el delgado y extremadamente fiable calibre ETA 2892. El rotor está grabado y refinado a mano. La esfera artística y artesanal desempeña el papel principal.