apón está teniendo dudas, al igual que las economías más maduras. Su industria tiene que competir con los poderosos vecinos Chinos y Coreanos, y durante mucho tiempo ha perdido su estatus como una de las estrellas en ascenso de Asia.

Sin embargo, su cultura fascina como nunca antes, preservada por su insularidad en un mundo atrapado en la globalización. La cantidad de turistas continúa aumentando cada año, hasta el punto de que la ciudad de Kioto (55 millones de visitantes en 2018) comienza a sentirse más como Barcelona...

La entronización en Mayo de un nuevo emperador, Naruhito, marca el comienzo de una nueva era en el calendario tradicional Japonés. Los relojeros del país, quienes son responsables de marcar este tiempo sagrado, ciertamente lo esperan. En este contexto particular, una economía estancada pero con un capital cultural en crecimiento, buscan cambiar su imagen. Dado que el lujo es, ante todo, una cuestión de percepción, ¿por qué no aprovechar al máximo el atractivo cultural de Japón para reposicionarse?

A medida que la demanda de movimientos de cuarzo Japoneses continúa cayendo, debido al declive en el interés por el reloj de moda, y como la llegada del reloj inteligente causa grandes trastornos en el segmento tradicional de nivel de entrada, todos los relojeros del país han decidido subir de rango.

En la última feria de Basilea, el precio promedio de los nuevos productos presentados por Seiko, Casio y Citizen aumentó considerablemente. También se notó que la comunicación de las marcas se centraba tanto en las características técnicas de los relojes como en su estética. El último ejemplo es la línea MR-G de Casio, que combina las últimas tecnologías multifuncionales con el antiguo arte del martillado metálico (tsuiki).

Dado que el lujo es, ante todo, una cuestión de percepción, ¿por qué no aprovechar al máximo el atractivo cultural de Japón para reposicionarse?

¿Dónde está la línea de demarcación entre la producción en masa y el refinamiento exclusivo y artesanal de los relojes que hemos visto en los últimos años? ¿Y quién tendrá la última palabra en las empresas Japonesas: el ingeniero o el director creativo?

Mientras que los relojeros Suizos se han proclamado campeones en los dominios de la «artesanía», la «manufactura» y la «cultura de la excelencia» (con éxito, aunque quizás de manera arrogante), las marcas Japonesas se están preparando para una contraofensiva. Por el momento, permanecen en gran parte bajo el radar, pero son pacientes, y están planeando para el largo plazo.