A principios de la década de 1980, en el apogeo de la crisis que afectaba al sector de la relojería suiza, tres institutos separados financiados por el estado suizo y grandes grupos relojeros de la época, Centre Électronique Horloger (CEH), Fondation Suisse pour la Recherche en Microtechnique (FSRM) y Laboratoire Suisse de Recherches Horlogères (LSRH), fusionados bajo los auspicios de la Confederación Suiza para convertirse en el Centre Suisse d’Electronique et de Microtechnique, el Swiss Center for Electronics and Microtechnology, o CSEM. Las principales marcas de relojes se asociaron con esta institución y también se convirtieron en accionistas. Hoy, este centro de investigación es el corazón de la innovación relojera.