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J12 en el cielo con diamantes

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diciembre 2015


Si se convirtió en el primer icono relojero nacido en los albores del siglo XXI (en 2000), el J12 se lo debe a la evidencia de su forma, que le dio carta de nobleza a la cerámica, y a su capacidad de renovarse a sí mismo sin traicionarse nunca, mientras iba de caza por las tierras de la Haute Horlogerie.

CHANEL J12 SKELETON FLYING TOURBILLON
CHANEL J12 SKELETON FLYING TOURBILLON

Haciendo por primera vez de la cerámica de alta tecnología un material noble y precioso, optando por la pureza y la exigencia del blanco y el negro, privilegiando un grafismo fuerte, geométrico y despojado, yendo directamente a lo esencial y eliminando todo lo superfluo, superando las convenciones estilísticas y redefiniendo las reglas del juego, el J12 se ha convertido en un icono de la relojería del siglo XXI.

Desvelado en el 2000, ha mostrado durante sus 15 años de existencia su capacidad prodigiosa para convertirse sin dejar de ser estrictamente fiel a sí mismo. Y siempre inmediatamente reconocible cualesquiera que fueran sus metamorfosis: la introducción de la cerámica blanca en 2003, las ediciones exclusivas con piedras preciosas en talla baguette en 2004, entró en la Haute Horlogerie con un movimiento tourbillon en 2005, y una hazaña excepcional y sin precedentes en 2010 con el J12 Rétrograde Mystérieuse dotado entre otras características de una corona retráctil vertical única en su género, el mismo año, el J12 Marine que se destaca por ser un verdadero reloj de buceo profesional, y en 2011 Chanel le da un nuevo color a la relojería con el J12 Chromatic en cerámica de titanio. El reloj sigue siendo inmediatamente reconocible.

J12 en el cielo con diamantes

VUELO

Este año 2015, con el nuevo J12 Squelette Tourbillon Volant, Chanel da un paso más en los dominios de la Haute Horlogerie reafirmandose en sus fundamentos. Y como siempre, remontándose a la audaz Gabrielle Chanel que sentó las reglas intemporales del estilo de la maison de la Place Vendôme.

¿No dijo ella?: «La elegancia es la línea... Siempre quité, jamás añadí» y también «Impuse el negro. El reina todavía, ¡porque el negro lo tumba todo al suelo!» Ella dijo lo mismo del blanco. Y de él eran sus fetiches: la camelia, el cometa, entre otros.

A estas «leyes» en la forma de manifiesto estilístico, también se le puede agregar un precepto que Gabrielle Chanel nunca dejó de repetir: «La elegancia es ser tan bella por dentro como por fuera.»

Teniendo todo esto en mente, el J12 Skeleton Flying Tourbillon puede ser visto como la quintaesencia del estilo de Gabrielle Chanel. Su aspecto discreto oculta todo menos las partes esenciales del movimiento, que se revela en toda su belleza. Su estética pura potencia el sutil juego de detalles y el contraste entre el blanco y negro. Su destreza mecánica es innegable, ya que es impulsado por uno de los mecanismos más consumados y complejas: el tourbillon volante. Y, por último, la arquitectura de su movimiento esqueletizado está diseñado para crear una fusión perfecta entre la forma y la función.

LA ABOLICIÓN DEL INTERIOR Y EL EXTERIOR

La esqueletización de un movimiento puede abolir la frontera entre el interior y el exterior del reloj. No hay una esfera protectora que oculte el movimiento. Es el movimiento el que se convierte en la cara del reloj. Pero la dirección artística de Chanel, en colaboración con APRP, uno de los mejores especialistas Suizos en el desarrollo de movimientos complejos con el que Chanel ha tejido fuertes lazos desde hace años, no se limitó a esqueletizar un movimiento existente. Este es un movimiento que ha sido completamente repensado, componente tras componente, para obtener una arquitectura transparente que sólo deja ver las partes esenciales del mecanismo, dispuestas para iluminar gráficamente su funcionamiento y su belleza. Este movimiento se ordena de arriba a abajo, desde el barrilete que le da energía al tren de engranajes que la transmite al regulador del tourbillon. Este último, como su nombre indica, a continuación, transforma esta energía «bruta» en un ritmo ordenado y medido (el tic tac), regulando cronométricamente la energía antes de reenviarla a las ruedas que animarán con precisión las agujas de las horas y de los segundos.

Inventado en 1801 por Abraham-Louis Breguet, el regulador tourbillon es uno de los más sutiles logros de la relojería. Esencialmente, los órganos de regulación están encerrados en una jaula que gira sobre sí misma para compensar los efectos de la gravedad en el reloj en posición vertical. El tourbillon volante es un logro aún más complejo debido a que la jaula ya no se mantiene por un puente doble, superior e inferior, sino sólo sobre un puente inferior. Estéticamente, esta vertiginosa ausencia del puente superior muestra la belleza y complejidad de este micro-mecanismo vortiginoso.

JUEGO DE NEGROS Y RESPLANDOR DE DIAMANTES

Todo lo que se ofrece bajo el acabado de cada componente cobra una importancia esencial. Después de ser mecanizados con la más científica precisión, cada uno de estos componentes - hay aquí 186, incluyendo 77 únicamente para el tourbillon cuya jaula sólo pesa 0.579 gramos - se acaban y achaflanan a mano en la más alta tradición relojera, para darles a sus líneas y ángulos más nitidez y firmeza de contorno.

J12 en el cielo con diamantes

Estéticamente, los relojeros han jugado con contrastes de materiales y acabados mates, pulidos o brillantes, usando las artes del achaflanado, el acabado satinado, cepillado, y caracoleado, creando juegos de reflejos entre los negros y los blancos que dan a la pieza un aspecto y una elegancia vehementemente contemporáneas. Las platinas y los puentes están tallados en titanio, un material que es a la vez fuerte y ligero lo que hace que el trabajo de acabado sea aún más arduo, y recubiertos con no menos de cinco capas de tratamiento PVD negro.

Sobre este fondo mecánico en escala de tonos y reflejos negros se encuentra el patrón brillante del cometa, tal querido por Mademoiselle Chanel. En forma de estrella de cinco puntas engastado con 49 diamantes talla brillante, montado en la jaula del tourbillon, indica los segundos girando sobre sí mismo en un minuto. Contra los fondos negros mate del brazalete y la caja de cerámica de alta tecnología, se destaca la corona de oro blanco, el bisel engastado, y las agujas de las horas y los minutos delicadamente engastadas también, que brillan por encima del movimiento superpuesto en transparencia y rodeado de un fondo negro opalino y mate.

El J12 Squelette Tourbillon Volant está disponible en tres ediciones limitadas: 20 piezas engastadas con 180 diamantes talla brillante y un diamante redondo en la corona, con un peso total de 0,96 quilates (244.000 €); 12 más ricamente engastados con 671 diamantes talla brillante en la caja y en los flancos del brazalete y un diamante redondo en la corona, con un peso total de 10.22 quilates (415.000 €); y una pieza única cuya caja y flancos del brazalete están engastados con 482 diamantes talla baguette, sobre un total de 708 piedras con un peso de 25.07 quilates (815.000 €).

El PREMIÈRE OPENWORK FLYING TOURBILLON
CHANEL PREMIÈRE OPENWORK FLYING TOURBILLON
CHANEL PREMIÈRE OPENWORK FLYING TOURBILLON

Durante más de veinte años, el reloj Première nunca ha variado de forma, siempre inspirado tanto en la geometría de la Place Vendôme en París, como en la idéntica tapa del frasco de perfume Chanel N0 5, creado en 1924 por Gabrielle Chanel. Simplicidad del grafismo y pureza de la geometría, aquí realzadas por las líneas claras de la Camelia, motivo favorito y auténtica firma de Gabrielle Chanel. Esta emblemática Camelia delicadamente engastada reposa sobre la parte superior de un tourbillon volante que insinúa el movimiento a través de un laberinto de círculos semi-transparentes, similar a un bordado metálico.

Por encima, atisbos del movimiento aparecen parcialmente a merced de un juego de ruedas y puentes tratados con PVD negro que definen la esfera enmarcada por un bisel de oro blanco y una caja rigurosamente engastada con un conjunto de diamantes baguette que resaltan la impecable geometría. Montado sobre un brazalete negro satinado, del Première Openwork Flying Tourbillon se editan 12 ejemplares, con un peso total de 7,50 quilates en 234 piedras, entre ellas 115 en talla baguette. (330.000 €). En otra versión, también en una edición de 12 ejemplares, se mezclan diamantes baguette y espinelas negras en los flancos de su caja y su hebilla. (310.000 €)

Fuente: Europa Star Magazine Diciembre/Enero del 2016