s difícil evitar ser transportado a la infancia cuando se le presentan las “esferas vivientes” desarrolladas por el CSEM, un importante centro de investigación de microtecnología con sede en Neuchâtel (donde se desarrolló el escape de silicio). En un caso, el polvo de estrellas se acumula con el paso del tiempo, creando paisajes en la esfera, en forma de motivos poéticos que representan las fases de la luna. En otro, los motivos deconstruidos se unen para formar los índices del reloj a medida que pasa la manecilla de las horas.
Frédéric Loizeau, responsable de transferencia de tecnología en el CSEM, presenta esta innovación con entusiasmo: “Hemos estado trabajando en componentes flexibles durante varias décadas como parte de nuestra colaboración con la industria espacial. Combinando nuestro know-how en aeroespacial, silicio y relojería, hemos logrado diseñar una complicación mecánica que simplemente ’se asienta’ en la esfera y permite que se activen animaciones gracias a un sistema de levas, varillas y puntos de contacto.”
Tan delgado como una hoja de papel, este módulo de silicio monolítico está compuesto por no menos de 384 elementos deformables, es decir, 32 partes por animación, en una esfera con 12 índices. “El valor de esta innovación radica en el contraste entre su aparente simplicidad - todo es visible en una sola capa - y la sorprendente observación de que no hay engranajes”, enfatiza el gerente. “El mecanismo en sí es mágico para el entusiasta: no sabes cómo funciona”. Estas nuevas complicaciones son compatibles con cualquier movimiento mecánico, siempre que puedan conectarse al componente adecuado.
El concepto de pieza monolítica con elementos flexibles se viene utilizando desde hace décadas en la industria espacial, ya que evita la fricción o la fatiga.
- “Moon Dust”: La esfera está compuesta por cientos de estrellas. Algunas de ellas se unen para formar la fase lunar actual.
Formando y deformando
Sin saberlo necesariamente, utilizamos cada día una técnica similar, aunque más rudimentaria, flexible cuando destapamos nuestro champú o caja Tic Tac: en ambos casos, una sola pieza de plástico se abre por deformación. Los mecanismos desarrollados por el CSEM funcionan sobre la base de formar - y luego deformar - los componentes flexibles para crear los patrones deseados. El uso de silicio es fundamental para trabajar con la precisión requerida, en el rango de las micras.
Aunque emplea un material innovador y principios utilizados en la industria aeroespacial, esta “esfera autómata” también tiene una conexión relojera directa con el siglo XVIII y los autómatas de Jaquet-Droz, ya que se basa en un sistema similar de levas que transmiten información. sobre la animación.
Sin saberlo necesariamente, usamos una técnica similar, aunque más rudimentaria, flexible todos los días cuando destapamos nuestro champú o caja de Tic Tac.
Un alma poética
Francis Cardot, investigador del CSEM, imaginó y desarrolló este concepto desde cero, con la idea de traer un alma diferente y más poética a las exhibiciones. Se pueden aplicar toques finales a los motivos así creados, por ejemplo en forma de pinturas en miniatura. “Con este nuevo tipo de complicación, las posibilidades creativas para los relojeros son casi infinitas”, afirma Frédéric Loizeau.
Tras las consultas iniciales sobre esta innovación dentro de la industria relojera, el CSEM está considerando la posibilidad de crear una entidad separada para perseguir su desarrollo y llevarlo al mercado. Frédéric Loizeau asegura que la industrialización de esta tecnología permitirá potenciar la creatividad de cualquier marca.
“Con este nuevo tipo de complicación, las posibilidades creativas para los relojeros son casi infinitas”.